En esta oportunidad me referiré a un pecado capital que cometen muchos emprendedores solitarios, más sin hablamos de buenas personas que no saben decir que no cuando les piden algo.

Este fue un episodio accidentado, por lo mismo no tiene introducción. Sin embargo, no por ello es menos importante, debido a que siento que es un mensaje necesario para todas esas personas que sin querer, caen victimas de esta trampa que los hace involuntariamente despreocuparse de su proyecto.

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